jueves, 29 de mayo de 2008

"La saltada"







"El mundo del surf está convulso, inquieto, como un recién casado virgen ante su noche de bodas, y desorientado, como un púgil noqueado que va de un lado a otro del ring en busca de su rival sin lograr verlo porque tiene los párpados cerrados ya de tantos golpes. ¡Noveo! ¿Dónde está la luz? Hay tensión en los picos, pocos surfers y muchos tíos con tablas ¡Vooyy! Todos juntos y revueltos. Demasiados invitados para tan poco pasten. ¡Perdona tío, no te había visto! ¡Pues abre los ojos hijo puta! Vuelve lo retro, que es una buena forma de que aquellos que no le han pillado el truqui al shortboard y les daba corte usar un evolutivo por aquello del qué dirán se lo pasen bien. ¡Cómo molan los 80´s! Meten motos de agua cuando las olas no te llevan y por otro lado desempolvan aquellas nuevas tecnologías aplicadas al foam. Damos cinco pasos hacia delante y dos hacia atrás. Como un tango arrabalero. ¿Dónde está el equilibrio? ¡No siento las piernarrs! Compre una tabla y le regalamos una peluca rubia y un diploma acreditativo. ¿Mamá, ya soy surfer! No hay quien se aclare. ¿Dónde vamos? Vete a saber. Probablemente adonde nos lleven, como borregos al matadero. ¿Conoces el tontiboard? ¿No? ¡Pues mola mazo! Lo peor es que tienes que llevar antenas de abeja en la cabeza. Pero estás conectado vía GPS y te dice cuando llega la serie y si vienen de izquierdas o de derechas. ¡Socorro! ¡Aire! ¡Me ahogo! Ah, pero, si tienes tripas para ver un telediario debidamente manipulado ( y no te cuento si lees las radios o lees los periódicos), acabas por tener la sensación de que nuestro mundo del surf, que se agitó desde los cimientos porque un día a uno se le ocurrió la chorrada de atarse el tablón al tobillo con una goma para no tener que estar saliendo a la orilla cada dos por tres, es un paraíso de libertad, sano, fresco y hermoso, en comparación. Si abres cualquiera de las revistas de surf europeas, y echas un vistazo dentro sin fijarte únicamente en los culos de las titis Reef o en los pectorales de los guaperas que salen en los anuncios, y te paras sólo un minuto a analizar lo que te cuentan los cronistas y las fotos que te mostramos los fotógrafos, los viajes con los colegas, el rollito playero, el mar, la vida, los niños que se van haciendo surferos y los surferos que se van haciendo viejos surferos, entonces sientes como si te asomaras a una ventana con vistas a otro planeta, un planeta donde no existen los manejos ni los chanchulleos de los políticos, ni las guerras fracticidas, ni el hambre, ni el tráfico de seres humanos, ni jueces que se creen dioses (...), entonces te enorgulleces (...). Porque mientras nosotros existamos, gente con ganas de no perder nunca esa sensación de pertenencia a algo que digan lo que digan tiene más forma de vida que de deporte, la gente sin más ambición que su propio desarrollo como persona, o surfers como Lolis de 60 años, significará que el surf, a pesar de tantos cambios y tantas convulsiones y tantos blogs echando humo por un intercambio de pareceres, no está condenado al aborregamiento inducido después de todo, que alomejor sólo necesita un poco de suero con vitaminas, unos comprimidos de sentido común e imágenes como la que ilustra este artículo"

Jose Pellón.